Ruta - On/Off: Sierra de Javalambre I - Pico Javalambre por

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Rixelieu
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#1 Ruta - On/Off: Sierra de Javalambre I - Pico Javalambre por

Mensaje por Rixelieu » 07 Oct 2016 14:03

Hola a todos!

Aquí os dejo una ruta que combina pistas y carreteras por unos parajes que me encantan!

https://stromingtheworld-es.com/2016/10 ... sur-162km/

Vsss



El punto de inicio de esta ruta y las demás por esta zona es Ademuz, en el enclave del Rincón de Ademuz, un pedazo de tierra valenciana que los avatares de la historia dejaron en la línea de demarcación entre las provincias de Teruel y Cuenca. He elegido esta población por ser el núcleo principal de la zona y donde se puede encontrar más fácilmente lugares donde comer, dormir y aprovisionarse (aquí se encuentra una de las dos únicas gasolineras que hay en el Rincón) pero también porque aquí tengo mi base de operaciones para explorar la zona. La ruta es circular, de modo que se puede elegir cualquier otro punto de inicio según de dónde se llegue.

Tras llenar el depósito de la Pajarraca salgo de Ademuz hacia el sur siguiendo el cauce de río Turia por la antigua nacional en dirección a Casas Altas y Casas Bajas. La carretera tiene un buen firme, pero es muy estrecha, así que debo andarme con ojo y pegarme a la derecha en las curvas sin visibilidad, que son la mayoría, especialmente pasado Casas Bajas, donde encuentro una curva de prácticamente 90º a la izquierda dentro de un túnel sin iluminación alguna.




A partir de aquí la carretera se vuelve un poco más ancha y asciendo por las famosas Emes, una serie de horquillas muy cerradas que tengo que hacer en primera y que salvan una de las numerosas gargantas por las que transcurre el Turia. Parece increíble que el coche de línea que hace el recorrido desde Valencia capital hasta Ademuz sea capaz de pasar por aquí. Del otro lado hay menos curvas y son más abiertas, y tras una parada en un mirador para contemplar las vistas, llego enseguida a Santa Cruz de Moya.



A la derecha sale una carretera que lleva a la nueva nacional 330, una vía mucho más rápida, pero sin interés paisajístico alguno, pues en esta zona transcurre entre campos más o menos llanos. La carretera en la que estoy es mucho mejor. El Turia sigue a mi izquierda, pero ahora más abajo, en un agreste desfiladero, y al cabo de unos pocos kilómetros llego a una de las mejores vistas del recorrido: el puente que atraviesa el desfiladero en uno de sus puntos más estrechos y altos. No hay sitio donde parar, pero con una moto siempre se puede apurar un instante en la cuneta para admirar la vista del río al fondo de la garganta.




Pasado el puente la carretera, que habiendo abandonado el Rincón se llama ahora CV 35, asciende por la orilla izquierda del Turia entre espesos bosques de pinos. El paisaje contrasta con los campos de almendros que he dejado atrás hace apenas unos kilómetros, indicando que estoy ganando altura. Este tramo de carretera, como muchos otros perdidos en lo más profundo de esta zona, parece congelado en el tiempo. Sobreviven aquí unas pocas señales de tráfico de una época que hace ya mucho que pasó, así como aquellas protecciones de entramado metálico fijado a postes de cemento, que asoman en algunas curvas por detrás de los más recientes guardaraíles. No sé hasta qué punto aguantarían el impacto de mi cuerpo si fuese a parar contra ellas por culpa de la gravilla o las agujas de pino que se acumulan en algunos sitios, pero estoy seguro de que no me arrancarían una mano o una pierna, como los afilados y relucientes perfiles metálicos de sus modernos sucesores.

La carretera deja el bosque al alcanzar una llanura en la que encuentro el pueblo de Aras de los Olmos, desde donde tengo por primera vez una buena vista de la sierra de Javalambre, cuyo pico es mi meta hoy. Al llegar a Titaguas, población con más vida por encontrarse en un otrora importante cruce de caminos, dejo la carretera y giro a la izquierda justo a la salida del pueblo para enfilar la CV 345. Esta carretera combina tramos estrechos, aunque en buen estado, con otros recién estrenados y mucho más anchos que me permiten llevar un buen ritmo y disfrutar de lo lindo sobre la moto. Prácticamente no pasa nadie por esta ruta, y los moteros lo saben. En mi ascenso hacia Arcos de las Salinas me cruzo con bastantes grupos que han decidido evitar las nacionales y autovías para dirigirse hasta Alcañiz a la cita con el GP de Aragón, que se celebra al día siguiente. Este tramo de carretera es simplemente maravilloso y lo disfruto como se merece, deteniéndome solo en un mirador donde la carretera alcanza su punto más alto entre los cerros antes de perder algo de altura en Arcos de las Salinas. Mientras contemplo el agreste paisaje veo una construcción baja y alargada en una loma al otro lado del estrecho valle justo enfrente de mí. Su pintura blanca destaca fuertemente sobre los ocres, grises y verdes oscuros del paisaje a su alrededor, y me doy cuenta de que es una ermita con la construcción típica de la zona, con un porche en la entrada. De ella sale una pista que se esconde detrás del cerro y reaparece más adelante en una constante pendiente hacia el pueblo, o al menos me parece a mí que debe tratarse de la misma pista. Decido explorar, que a hacer un poco de pistas es a lo que he venido, al fin y al cabo, y justo a la entrada del pueblo encuentro un desvío a la izquierda y unos carteles de madera que indican que el camino lleva a dos ermitas y unas salinas que imagino son las que dan nombre al pueblo. Pues vamos allá.




Ha estado lloviendo todo el día y noche anteriores, cosa que me hacía temer que mis proyectos de explorar pistas hoy se fueran al traste, pero esta zona tiene un clima muy seco y aparte de algunos charcos en la parte umbría de la pista que transcurre cerca del río, el terreno está seco. Tras dejar atrás los edificios en ruinas de las salinas y una pequeña ermita, la pista gana altura con decisión y enseguida llego a la ermita que había visto. Es grande, con lo que parece un corral adosado en la parte trasera, dándole un aspecto inusualmente alargado para este tipo de construcciones. En la parte delantera encuentro un cartel con una pequeña explicación que me aclara el buen estado de la pista: la fiesta patronal es el primer fin de semana de junio y es popular en toda la región, los fieles llegan de todos los pueblos de la zona y muchos suben hasta aquí en coche, sustituyendo a las antiguas caballerías para las cuales se abriría el camino original. También dice que los peregrinos llegan a pie, pero me gustaría saber cuántos quedan en estos tiempos de comodidades y poco esfuerzo.

Hay dos ramales en la pista que sube hasta Javalambre, uno que sale poco antes del pueblo de Torrijas y gana altura rápido y otro más largo que viene de Manzanera. Yo tomo el primero para no tener que hacer los 15 kilómetros de más hasta allí, pero si se empieza esta ruta desde la autovía de Teruel quizá sea mejor optar por ese ramal.




El primer tramo está en excelente estado y permite un buen ritmo sobre la moto hasta unirse a la pista que sube de Manzanera. A partir de aquí se cierra más el bosque, la pista se torna más pedregosa y las curvas más cerradas hasta que ganamos altura y salimos a los páramos de la parte superior de la sierra de Javalambre, donde los abetos ceden su lugar a arbustos bajos de sabinas y boj. El paisaje es imponente y aquí la pista atraviesa suaves montes hasta llegar a los 2020 metros del pico. La ruta no presenta dificultad para la moto salvo algún tramo poco antes del pico donde el terreno es mas negro y se ha reblandecido por las recientes lluvias. Atravieso estas partes con redoblada prudencia, pues en algún momento noto que la moto hace ademán de perder adherencia delante y estoy completamente solo aquí arriba.

El pico es accesible con la moto y desde él se tienen unas magníficas vistas en todas direcciones si el tiempo acompaña, con los Montes Universales y la Sierra de Gúdar en la distancia y justo delante de mí la enorme antena de la estación de radar, que pintada de rojo y blanco recuerda al cohete con el que Tintín fue a la luna.

La bajada más directa desde aquí lleva por la pista de acceso a la estación de radar y luego directamente por una de las pistas de la estación de esquí de Javalambre, pero en lugar de ello tomo otra pista a la derecha desde el collado entre el radar y uno de los telesillas y rodeo la Cruz del Negro, la colina que me tapa la base de la estación de esquí por la derecha. Esto me permite disfrutar un poco más de la tierra antes de volver a pisar asfalto, pues este camino desemboca bien pasado el aparcamiento de las pistas.


En vez de bajar hasta Camarena de la Sierra por la ruta habitual, que es ir a buscar la carretera que sube desde la autovía de Teruel en el collado de El Gavilán, me desvío hacia el aparcamiento de la cota más baja de la estación, desde donde sale una estrechísima carretera, poco más que una pista asfaltada, que baja hasta el pueblo entre abetos.

El pueblo de Camarena se encuentra enclavado en la confluencia del torrente que viene del collado del Gavilán y el río Camarena, que nace a las faldas del pico que acabamos de dejar para luego descender hacia el río Turia tras dejar atrás el pueblo. Si el tiempo apremia, desde aquí la carretera que sigue el río desemboca en la nacional 330 a medio camino entre Ademuz y Teruel. Si, como yo, aún quedan ganas de buen paisaje y algo más de pistas, se puede tomar una minúscula carretera nada más salir del pueblo que escala por la ladera sur del valle del río y se pierde entre bosques hasta descender de nuevo en el valle paralelo y el pueblo de Riodeva, hoy famoso por ser el lugar donde se encontraron unos de los restos más importantes del complejo Dinópolis de Teruel. Esta carretera tiene ese tipo de asfalto que con el tiempo se descompone y se convierte en gravilla, cosa que me obliga a concentrarme para no pisar ni demasiado cerca de las cunetas ni en el centro, pues solo por donde pasan las ruedas de los coches está limpio el terreno.

Al llegar a Riodeva es conveniente seguir las indicaciones de Dinópolis a la izquierda para evitar meterse en el pueblo y perderse en sus laberínticas calles. Una vez en la parte baja, al lado del río, vuelvo a tener dos opciones: sigo la carretera valle abajo hasta la nacional 330, o tomo una pista que pasa casi por dentro de las minas al aire libre donde se encontró el dinosaurio y voy por tierra hasta una aldea llamada Mas del Olmo, desde donde se baja ya directamente al punto de inicio, Ademuz.


Como aún tengo rato opto por esta segunda opción, y tras negociar una subida algo complicada a través de una parte de la mina que parece ya cerrada, la pista vuelve a ser bastante buena hasta Mas del Olmo, un núcleo minúsculo que no es pueblo, sino que pertenece a Ademuz, que se encuentra a unos 12 kilómetros más abajo por una carretera endemoniadamente estrecha y revirada. Cansado ya al final de mi ruta, este tramo requiere toda la concentración que me queda, pues al estar cualificado de camino rural asfaltado y no de carretera tiene muchos tramos sin guardarraíles que dan directamente a una caída considerable, además de numerosas curvas completamente ciegas, y aquí hay más posibilidades de encontrar tráfico, pues si bien hemos llegado a Mas del Olmo por pista, la carretera sigue más allá hacia otros pueblos.

Al llegar al fondo del valle se encuentra otra aldea perteneciente a Ademuz, y desde allí la carretera sigue más o menos llana a la derecha del valle hasta llegar al lugar donde empecé nuestra ruta horas antes.

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