Como habéis sido varios los que, tras el vídeo que publicamos de la ruta por el norte de España, me habéis preguntado por este puerto y la subida de tierra que lleva hasta la cumbre, paso a hacer una descripción detallada de todo lo que rodea a esta emblemática montaña.
El año 2014 se asfaltó la vertiente asturiana del puerto de la Farrapona, justo hasta la línea limítrofe con la provincia de León, y se promocionó a bombo y platillo desde el Gobierno del Principado -y del cercano ayuntamiento de Pola de Somiedo- por la sencilla razón que sería la meta de una etapa inédita de la Vuelta Ciclista a España, lo que serviría para promocionar el turismo de la zona.
Al llegar al alto de La Farrapona te encontrabas con la sorpresa de que no se podía continuar, ya que la carretera, recién asfaltada, se convertía en una pista de tierra de aspecto bastante abrupto (mucho canto rodado) no apta para transitar con vehículos convencionales. Pero la mayoría de las personas que llegan hasta este puerto tienen como destino otro objetivo: la pista que nace en la misma cumbre, que se encuentra clausurada por una barrera, y que permite el acceso a los famosos Lagos de Saliencia.
La vertiente leonesa está abierta al tráfico, pero hay que recorrer 4,7 kilómetros por una pista de tierra que comunica la localidad de Torrestío (comarca de Babia) con el alto de La Farrapona, que es el objetivo de este post.
Es la pista ideal para hacer una toma de contacto con la tierra y poner a prueba nuestras habilidades: en la primera parte (algo más de 1 kilómetro), hasta cruzar sobre un cauce (casi siempre seco), rodaremos sobre arena compacta y sin sufrir apenas desnivel pero, a continuación, aparecerán regueros plagados de piedras sueltas que complicarán nuestro avance si no disponemos de neumáticos con un dibujo agresivo.
En los tres kilómetros finales debemos superar rampas con bastante pendiente y el firme irregular, las balsas de arena y las rodadas rebosantes de piedra suelta, adornarán un itinerario que nos lleva, atravesando un paisaje de gran belleza, hasta el alto del puerto.
Durante épocas de vacaciones y fines de semana se pueden encontrar infinidad de senderistas por los márgenes de la carretera y muchos coches mal aparcados que, por norma general, corresponden a conductores que no han sabido valorar la dificultad de este itinerario y han preferido continuar caminando antes de atascar el vehículo en alguna gravera o balsa de arena.
Nosotros lo ascendimos con motos de Trail, cargadas hasta los topes y con neumáticos mixtos (Metzeler Karoo Street) que, sin ser los más adecuados para este itinerario, se defendían con bastante solvencia.
Si decides realizar este recorrido, piensa que estás junto a una Reserva Natural, de gran belleza, y que debes comportarte de la manera menos agresiva posible con todo lo que te rodea.